El clásico contra Táchira, el próximo miércoles, contará con un plan de seguridad de gran despliegue, como ya se ha hecho costumbre, pero lo más importante es que la directiva del cuadro capitalino promete mantener el estándar para el resto de los partidos.
Entre las medidas que tomará para frenar la violencia está la separación de las barras rivales con algo más que una barrera endeble e improvisada.
Ahora, habrá una "zona de distensión", identificada por la empresa de seguridad V.I.P. como una franja de 30 metros en la grada en la que habrá dos barreras de madera de 2,30 metros de altura, sostenidas por una estructura metálica.
Dentro de esa zona, habrá personal de seguridad y de la Policía Metropolitana con perros. El aforo quedará reducido de 20 mil a 18 mil personas.
El fenómeno de la violencia exigía desde hace tiempo acciones efectivas, pero Caracas admitió que ha aprendido la lección (que el resto de los clubes y la FVF también deben aprender), y por eso promete que mantendrá esa zona de distensión en todos los encuentros.
"No podemos confiarnos más, eso lo hemos aprendido. Así se juegue un partido con 30 fanáticos del equipo contrario hay que hacerlo, porque ya se vio contra Carabobo lo que puede pasar con pocos aficionados", dijo Elio Quintal, coordinador del Caracas.
Quintal comentó: "Después de lo que pasó con los chilenos, recibimos llamadas del Ministerio del Deporte. Antes no habíamos contado con ayuda para manejar este problema".
Y como indicó Howard Chirinos, representante de V.I.P., también se necesita que el aficionado entienda que no debe seguir incurriendo en estos desmanes. Si eso no ocurre, todo este esfuerzo podría ser en vano.
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