viernes, 8 de febrero de 2013

Serie del Caribe: mucho público y poca calidad


El estadio Sonora recibió el apoyo de los mexicanos con llenazos diarios

La Serie del Caribe es unevento en claroscuro. Por un lado, se vieron siete llenazos en el nuevo estadio Sonora; por el otro, una gran ausencia de figuras del beisbol de Grandes Ligas, además de poco interés en la cobertura mediática. Mucho público, poca calidad.

En 1995, el certamen antillano se celebró en Puerto Rico. En esa oportunidad fueron los anfitriones quienes pusieron en el mismo equipo a Edgar Martínez, Roberto Alomar, Carlos Baerga, Bernie Williams, Iván Rodríguez, Juan González y Carlos Delgado, entre otros. Fue la época del llamado "Dream Team". Ganaron los seis seguidos y los medios se morían por estar en el Hiram Bithorn, donde se jugaba el torneo. 

En 1996, Dominicana hizo lo propio y presentó a José Rijo, Julio Franco y José Vizcaíno, entre otros. ¿Quién puede olvidar aquellos clubes criollos con David Concepción, Antonio Armas, Baudilio Díaz y grandeligas importados de altura? O los ponches de Wilson Álvarez, los jonrones de Sammy Sosa, Matías Carrillo echando palo, Paquín Estrada dirigiendo.

Ahora las cosas son diferentes. Después de 17 años todo ha cambiado. "Antes, los grandeligas se caían a golpes por ir a la Serie del Caribe. Todo el mundo quería estar allí, pero ya no es así. Major League Baseball están matando la Serie", nos cuenta un alto ejecutivo de la pelota antillana, quien habló bajo el anonimato.

"El problema es que ahora los campos de entrenamiento abren una semana después de finalizado este evento y así nadie va a jugar", comenta nuestra fuente.

En México, no se siente tanto la ausencia de figuras. El público azteca de la costa del Pacífico siempre ha sido consecuente con el evento. En Dominicana, Venezuela y Puerto Rico hay que hacer magia para motivar a la gente a que vaya al estadio. 

Hanley Ramírez es un caso aislado en el contingente quisqueyano. Por eso, algo se debe hacer y urgente.
Magallanes se reforzó con 18 peloteros. Su saldo fue de 2-4 y bateo colectivo de .165 en seis juegos. Un equipo que se fabricó en siete horas nada más para poder asistir al evento y sólo a horas del primer encuentro. Esto no despierta emociones en nadie. Pasó a ser un torneo más, sin atractivo, sin raigambre. 


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