miércoles, 18 de agosto de 2010

Lara quebró la maldición

El cuadro crepuscular alcanzó la primera victoria de un equipo de un equipo venezolano ante un foráneo en la Nissan
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Veintitrés intentos después Lara quebró con el yugo extranjero y se convirtió en el primer conjunto criollo que gana un partido en Copa Nissan Sudamericana. Lo hizo ante un Santa Fe que llegó a Barquisimeto con la chapa de líder de su torneo pero que se marchó luego de caer redondo en la trampa bien elaborada de Carlos Eduardo Hernández.
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Con plena confianza sobre su línea defensiva conformada por hasta cinco jugadores, Hernández no temió a la hora de entregarle la pelota a su rival. Olvidó el prototipo de local, colocó a diez piezas por detrás de la línea de la pelota y se dispuso a presionar y contragolpear. Pero para que la fórmula rindiera efectos era necesario un poco más, un toque diferente, como el de Aquiles Ocanto cuando el reloj marcaba el minuto 13. El delantero le corrió de manera perfecta a un muy buen pase de Fernández, encaró al experimentado Agustín Julio y con un sutil toque de crack puso la pelota por encima del meta, enviándola suavemente al fondo de la red. Y así como el mismo Aquiles esperó a Mauricio Chalar para ensayar la coreografía de breackdance con la celebraron el tanto, el partido también aguardo por el colombiano, quien aprovechó otro pase al vacío para generar el córner que desembocó en el 2-0.
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Como en todo el partido Marlon Fernández levantó la pelota, esta vez al segundo palo, donde el cafetero empalmó de cabeza una pelota a la que Julio no alcanzó a desviar lo suficiente. El tanto significaba una cuesta muy empinada para el conjunto de Bogotá, que se diluyó en la espesa zaga larense, sin embargo, los que llegaron a cruzar se encontraron con un inexpugnable David Andrade que le sacó dos claras ocasiones a Oscar Rodas y una más a Yulian Anchico, quien contó con la más clara sobre el final cuando intentó picarle una pelota a Andrade, pero su disparo se fue a centímetros de la escuadra.El correr del reloj llevó a la desesperación del grupo cafetero y al más joven de los suyos, Cristian Nazarit, a soltar un codazo que dejó en inferioridad numérica a los suyos. Fue ese quizás el único detalle que no estaba en las cuentas de Hernández, quien cambió el libreto y dejó espacio para los mejores minutos del rival.
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Pese a la superioridad, los criollos reafirmaron su renuncia a la pelota y por el contrario, apostaron por la calidad técnica de los lentos Montoya y Rondón, quienes desajustaron el guión y permitieron la rebelión colombiana que casi alcanza el descuento. Los tres pitazos finales devolvieron la calma a la nutrida grada larense, su equipo rompió un yugo de nueve años. Aunque aún no puede celebrar, la otra mitad del camino aún les espera en Bogotá, en el partido de vuelta.

Fuente: Liderendeportes.com

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